Tomate y salchichón no son ingredientes extraños a la hora de preparar un sandwich, pero meterle dentro una botella de vodka es un poquitín raro.
Evidentemente, nadie quería morder la botella para merendar, era tan solo una una treta para introducir la botella en el hipódromo de Southwell, donde no se puede acceder con bebidas alcohólicas.
El intento fue frustrado por los guardias de seguridad, tan acostumbrados a interceptar este tipo de «inventos» que registran hasta los bocadillos de los asistentes.
El Twitter oficial del hipódromo colgó la foto para alabar la habilidad de sus controladores de acceso y el asunto se transformó en tema de mofas. Algunos decían que ya puestos a colar una botella de vodka podría haber sido de alguna marca más cara en lugar de un vodka barato de apenas siete libras.
La mujer interceptada con el bocata alcohólico tuvo suerte y le guardaron la botella hasta que se fue, recogiéndola tranquilamente a la salida. Eso sí, tuvo que pagarse dentro las copas que se bebió durante una jornada con 9.000 personas en el recinto.
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