Puede parecer una historia idónea para la Navidad, pero en su lugar es un episodio tremendamente triste. Se trata de lo sucedido a Eric Schmitt-Matzen, vecino de Tennessee que acudió a la llamada de un enfermo terminal de apenas cinco años. El niño deseaba ver a Papá Noel antes de fallecer, y Schmitt se disfrazó para ello.
Al llegar al hospital, el Papá Noel se encontró con una situación trágica: el niño enfermo estaba a punto de fallecer. Se abrazó a él, le pidió su regalo y abandonó el mundo entre lágrimas de Schmitt y de sus familiares. «Me tocó ser el señor feliz que sacara una sonrisa a un chico para que se sintiera bien y no se preocupara», explica.
Schmitt es ingeniero y tiene su propia empresa, pero desde hace seis años se dedica a sorprender a niños vestido de Papá Noel junto a su mujer, que hace las veces de la esposa del bonachón reparte regalos. Sin lugar a dudas, una gran obra la que ha realizado este gran representante del Polo Norte. Ojalá más como él en el mundo.
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