En Japón, el imperio de los bonsáis, hay uno de Cartagena

Hace dos años, el director del Real Jardín Botánico de Madrid, Jesús Muñoz, contactó con el experto en bonsáis Erasmo García

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Bonsái de Cartagena

EFE | Hace dos años, el director del Real Jardín Botánico de Madrid, Jesús Muñoz, contactó con el experto en bonsáis Erasmo García, y aunque le encargó que cultivara uno de esos árboles para «una persona importante», el maestro cartagenero nunca imaginó que la planta acabaría en manos del rey Felipe VI para llevarlo al Jardín Imperial de Japón, el «cielo de los bonsáis».

Ese bonsái, un olivo, cultivado en una terraza de Cartagena, fue uno de los regalos que el monarca y su esposa, la reina Letizia, entregaron el pasado 5 de abril a los emperadores de Japón, Akihito y Michiko, con motivo de su primera visita oficial al país nipón.

García, uno de los mayores expertos en bonsáis de España y de Europa, ha contado a EFE su sorpresa al enterarse, casi por casualidad y «por la televisión», del destinatario final de uno de los más de 200 árboles que forman su colección.

«Hace dos navidades, el director del Real Jadín Botánico me llamó porque estaba interesado en un olivo con cierta formación. Le enseñé mi colección, eligió uno y me encargó mantenerlo. Solo me comentó que era un regalo para una persona importante, pero nunca me podría haber imaginado para quién era», explica con humor.

De hecho, asegura que reconoció su bonsái al ver por televisión la noticia de la visita de los Reyes, lo que le causó gran sorpresa, pero también orgullo.

«Si hubiera sabido que era para los emperadores de Japón, me habría puesto muy nervioso. El emperador es para los japoneses como un dios, y el bonsái en ese país es todo un arte. El Real Jardín Imperial tiene una colección impresionante, quizás la mayor del mundo, y formar parte de ella es lo máximo a lo que se puede aspirar. Mi olivo está ahora en el cielo de los bonsáis», ha asegurado.

García comenzó con esta afición hace ya tres décadas y casi por casualidad, cuando ejercía como militar, un compañero le regaló un libro sobre estos pequeños árboles.

«Me enamoré, no había oído hablar de ellos hasta entonces, y empecé a trabajar en su cultivo», ha señalado y ha recordado que en aquel momento solo tres o cuatro personas los cultivaban en España.

Por eso, se considera «autodidacta» en este campo, en el que ha avanzado «a base de investigar y descubrir técnicas, probar y aplicarlas», sobre todo con especies autóctonas del mediterráneo, como el olivo, el mirto, el granado o el almendro.

«Prácticamente de cualquier árbol se puede hacer un bonsái. En realidad no necesitan demasiados cuidados especiales, solo estar en las mismas condiciones y ambiente que su árbol matriz, que les de el viento y el sol», ha asegurado, aunque ha reconocido también que el riego y los abonos adecuados son fundamentales para su correcto desarrollo.

Retirado desde los 29 años, cuando sufrió un accidente, García ha hecho de esta afición su modo de vida y en su casa de Cartagena tiene una treintena de ejemplares «importantes», afirma, premiados en distintos certámenes nacionales y europeos, aunque asegura que nunca había recibido encargos para personalidades.

«Esto ha sido un regalo para mí. Cultivo los bonsáis por placer, y este encargo ha sido como un premio», ha concluido.