El placer sexual puede llegar de formas bien distintas porque cada persona es un mundo, pero nunca habíamos tenido noticias de un lamedor de pies en serie.
La policía japonesa ha detenido en Kyoto a Akira Nishiyama, que a sus 56 años estaba sembrando el pánico en las mujeres de la zona. No violaba, ni mataba, pero sí cometía una agresión sexual porque les lamía los pies, aunque luego se marchaba sonriendo y dando las gracias. Todo un personaje.
Su última víctima había sido una chica de veinte años que conducía tranquilamente cuando el chupapiés entró en su coche por el asiento del copiloto. Poniendo como excusa que iba a revisar el pedal del freno, aunque el coche no tenía problemas, se agachó, agarró el pie derecho de la chica, la descalzó y lamió su planta durante casi media hora.
El poco tránsito de la calle y la situación tan extraña, que paralizó a la atacada, permitieron al lamedor actuar placenteramente tanto tiempo. Una vez satisfecho mordisqueó el talón de su víctima suavemente, le dio las gracias y se marchó con tranquilidad, como si todo hubiera sido algo normal.
La chica logró anotar la matrícula del vehículo en el que se marchó su atacante y esa pista terminó siendo vital para su detención. Por fin, los pies de Japón están a salvo de ser lamidos sin permiso.
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