Claro ejemplo de la expresión «ver menos que un gato de escayola»

Un gato siente que un roedor anda cerca. Está oculto en una rueda, visible para los que vemos el vídeo, pero se escapa a los ojos del felino

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Este lindo minino ve menos que un gato de escayola. ¡Pero a él lo han visto ya muchos! El vídeo, difundido a través de Facebook, lleva casi 60.000.000 de reproducciones.

A lo «Tom y Jerry», el felino sabe que un roedor, por no decir una enorme rata, anda cerca… Lo huele, lo siente… Pero no da con él. Oculto en la rueda, pero visible para todos los que hemos visto las imágenes, permanece inmóvil, seguramente casi sin respirar. El instinto ‘gatuno’ no le deja desistir, pero no se sale con la suya.

¿Vendrá de este caso la expresión de ver menos que un gato de escayola? Pues no, pues se conocía ya a mediados del siglo XVII. El dicho no se refiere al material blanquecino sino a Giuseppe Maria Scajola, obispo de Perugia que visitó España en 1614 acompañado de sus mascotas: dos gatos. Cuentan que ninguno de los dos logró volver con vida a Italia.

Se dice que uno de ellos murió la primera noche en Madrid al caer dentro de una chimenea desde el tejado. El segundo corrió la misma suerte un par de días después, pero ante centenares de feligreses. Fue en la iglesia de los Jerónimos, durante la homilía. Desde la galería, el gato fijó un punto del altar con su mirada, y permaneció en posición de alerta durante varios minutos, como si quisiera atacar a un enemigo invisible. Finalmente, y ante el estupor de los presentes, el gato de Scajola saltó al vacío buscando a su presa imaginaria, y murió al instante al golpearse contra el suelo.